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Una capacidad de los tejidos para mantener el calor se conoce como su "efusividad térmica". Dos factores afectan qué tan bien una tela puede mantener el calor: su capacidad de almacenar calor (es decir, capacidad de calor) y su capacidad de transportar calor (es decir, conductividad térmica).
Maquillaje químico y físico de telas
La composición química y física de un tejido determina su capacidad térmica y su conductividad térmica. Por ejemplo, las fibras naturales de algodón absorben agua más fácilmente que el material sintético utilizado para hacer poliéster. Esto es importante para retener el calor porque el agua cerca de la piel puede evaporarse y enfriar al usuario. Además, si una pieza de tela es gruesa y está sueltamente tejida, retendrá más aire que una pieza de tela más apretada. Esto es útil para retener el calor porque el aire, un conductor térmico deficiente, es en sí mismo un aislante. Además, el área de superficie de una tela debe ser lo más pequeña posible para mantener el calor, porque más área significa una mayor superficie para la pérdida de calor.