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Las catecolaminas y el cortisol son mensajeros químicos en el cuerpo humano, y ambos están involucrados en la respuesta al estrés humano, entre otras funciones. Las catecolaminas son un grupo de sustancias químicas que incluyen epinefrina, norepinefrina y dopamina, que funcionan como neurotransmisores y como hormonas en el cuerpo. El cortisol es un químico único cuyas funciones principales incluyen la regulación del metabolismo, así como la regulación de otras hormonas.
Síntesis y Estructura Química
El cortisol es sintetizado y liberado por la corteza suprarrenal humana, la porción más externa de las glándulas suprarrenales, ubicada justo encima de cada riñón, mientras que las catecolaminas se sintetizan en la médula suprarrenal del cerebro, así como dentro de algunas fibras nerviosas simpáticas.
Las catecolaminas contienen un anillo de benceno con grupos hidroxilo adyacentes y un grupo amina en la cadena lateral, de acuerdo con "The Bantam Medical Dictionary". El cortisol se sintetiza a partir del colesterol y se transforma primero en progesterona y luego en 17-OH-Progesterona, 11-desoxicortisol y finalmente en cortisol por la acción de varias enzimas.
Sitio de acción
Los receptores de catecolaminas se encuentran en todo el cuerpo. La epinefrina, también conocida como adrenalina, puede aumentar rápidamente la frecuencia cardíaca, la tasa de respiración y la tasa de reabsorción de agua y señalar otros cambios sutiles en el cuerpo que facilitan la respuesta de lucha o huida. Los efectos del cortisol se pueden ver solo después de 30 minutos como mínimo y generalmente no durante horas o días. La norepinefrina, un químico relacionado con la epinefrina, puede indicar la liberación de cortisol para preparar al cuerpo para el estrés a largo plazo. El cortisol inhibe el crecimiento y las funciones reproductivas y establece un metabolismo adecuado para la acción rápida o la hambruna futura, como el alto nivel de azúcar en la sangre y el almacenamiento de grasa.
Enfermedad del exceso
Un exceso de cortisol puede provocar una afección conocida como síndrome de Cushings. Esta enfermedad puede ser el resultado de lesiones o tumores en las glándulas suprarrenales u otras glándulas del cuerpo o por tomar ciertos medicamentos, como la prednisona, durante un período prolongado de tiempo. El síndrome de Cushings se caracteriza por un bulto de grasa entre los hombros, la cara redondeada y la obesidad progresiva, y puede provocar presión arterial alta, pérdida ósea y, en ocasiones, diabetes. Se cree que los niveles excesivos de catecolaminas, o la hiperactividad de los receptores de catecolaminas, están asociados con ciertos tipos de psicosis, que pueden tratarse con inhibidores del receptor de dopamina, como el medicamento clorpromazina.
Enfermedad de deficiencia
Una deficiencia de cortisol, causada por daño o enfermedad de las glándulas suprarrenales puede conducir a la enfermedad de Addisons, caracterizada por debilidad muscular, fatiga, presión arterial baja, bajo nivel de azúcar en la sangre, irritabilidad y depresión, entre otros síntomas. La degradación de los receptores de catecolaminas, específicamente para la dopamina, está asociada con los temblores musculares y la rigidez de la enfermedad de Parkinson, que puede tratarse parcialmente con L-dopa, un fármaco que es un precursor de la dopamina.