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La brújula magnética es el más conocido de todos los instrumentos utilizados para encontrar la dirección. Es el instrumento de navegación más antiguo y ha ayudado a los marineros a cruzar los mares durante muchos siglos. Los navegantes pueden usar brújulas magnéticas para fijar la posición de un barco en una carta al usarla para orientarse sobre objetos visibles y también para permitirles guiar un rumbo particular.
Historia
Se desconocen los orígenes exactos de la brújula magnética y la fecha en que se utilizó por primera vez. Sin embargo, es cierto que los antiguos griegos eran conscientes de las propiedades atractivas del magnetismo, y los chinos probablemente sabían que las barras de hierro adquirieron una propiedad direccional norte-sur cuando fueron acariciadas con una piedra imán hasta hace 2.000 años. Esta idea llegó a Europa en el siglo X y probablemente fue presentada por comerciantes árabes que obtuvieron la información de China. Las brújulas magnéticas simples se usaron en el Mediterráneo en el siglo XII, aunque a menudo no eran confiables. En la Edad Media, las brújulas magnéticas se usaban ampliamente, pero se sabía poco sobre cómo funcionaban.
Cómo funciona
Los dos polos magnéticos de la Tierra, que se encuentran cerca de los polos Norte y Sur, significan que la Tierra es similar a un imán gigante, rodeado por un campo magnético. Este campo magnético hace que las agujas de hierro magnetizadas se balanceen en una posición norte-sur cuando se cuelgan de un hilo o se atraviesan un trozo de madera que flota en el agua. Originalmente, las agujas se magnetizaban al acariciarlas con un trozo de roca magnética conocida como piedra imán. Como este efecto era temporal, las naves llevarían piedras para acariciar la aguja de la brújula cuando su magnetismo desapareciera.
Exactitud
Los marineros, incluido Colón, sabían que la aguja de la brújula magnética no apuntaba con precisión al verdadero norte de la Tierra ya en el siglo XV. De hecho, la aguja forma un ángulo con el norte verdadero, y este ángulo varía de un área del globo a otra. Para corregir este problema, las agujas comenzaron a montarse debajo de una tarjeta en un alfiler y se colocaron en una caja pequeña. Estas tarjetas de brújula se marcaron originalmente con 32 puntos en lugar de grados. Los puntos coincidían con las direcciones de los vientos que eran familiares para los marineros. Los puntos que marcaban el norte, sur, este y oeste eran conocidos como los puntos cardinales.
Dificultades
Incluso las primeras brújulas se montaron en cajas cuadradas con accesorios con anillos giratorios. Esto permitió que la brújula se colgara de una manera que evitó que se balanceara violentamente con el movimiento del barco en mares agitados. Las naves de hierro representan un problema para las brújulas magnéticas, ya que sus propios campos magnéticos afectan la lectura. Para contrarrestar este problema, se colocan imanes y piezas de hierro que no se han magnetizado cerca de la brújula como un método para neutralizar el magnetismo de la nave. Cuando se usa una brújula magnética cerca de los polos magnéticos de la Tierra, se vuelve inútil. En estos polos, los campos de fuerza convergen verticalmente en la región, con una inclinación de casi 90 grados y solo una intensidad horizontal débil. Esto inclina la aguja de la brújula hacia arriba o hacia abajo en la Tierra, haciendo que apunte solo en la dirección de la inclinación de la brújula.