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El árbol baobab es el árbol icónico del Sahara africano. Se reconoce fácilmente por su enorme tronco y, en comparación, por sus tallos y ramitas escuálidas. Es una fuente de muchas leyendas entre las tribus de la zona, y también es una rica fuente de medicina tradicional. En una tierra donde la lluvia es limitada y es raro encontrar incluso pequeños arbustos, el gigantesco árbol de baobab prospera. Puede hacerlo debido a una serie de adaptaciones únicas que ha perfeccionado a lo largo de su evolución.
Pulido y brillante
Además de su altura y circunferencia, el baobab también es distinto debido a su corteza exterior brillante y resbaladiza. Esta adaptación única permite que el baobab refleje la luz y el calor, manteniéndolo fresco bajo el intenso sol de la sabana. La piel resbaladiza también es útil para evitar que los monos, elefantes y otros pequeños herbívoros escalen y coman sus tiernas hojas y flores. También se cree que la naturaleza reflectante de la corteza puede ayudar a proteger el árbol de los efectos de los incendios forestales.
Naturaleza esponjosa
La corteza esponjosa también permite que el árbol baobab conserve el agua. La corteza del baobab es más porosa que la madera normal, lo que le permite absorber la humedad como una esponja. Esto permite que el árbol absorba la mayor cantidad de agua posible en tiempos de lluvia y lo almacene para su uso en tiempos de escasez o sequía.
Flores apestosas
El árbol baobab florece flores bastante blancas. Sin embargo, acércate demasiado y te sorprenderás: las flores del baobab emiten un olor apestoso, un olor que se asemeja a la carne podrida. Esta adaptación única ayuda al baobab a reproducirse efectivamente al atraer a su principal polinizador, el murciélago de la fruta. Las moscas, las hormigas y las polillas también encuentran atractivo el olor a carroña del baobab. Todas estas criaturas ayudan a propagar el polen del baobab de árbol en árbol, lo que permite que se propague rápidamente por toda la sabana africana.
Recolección de agua de lluvia
El árbol de baobab ha adaptado sus tallos para atrapar toda la cantidad de agua que puede, desde el rocío de la mañana hasta las lluvias de verano. Sus tallos forman embudos en forma de "u", lo que permite que el agua se canalice hacia los canales de retención para que la planta tenga tiempo de absorberlo todo en el transcurso de un día. Los insectos, las aves y los humanos también encuentran útil esta adaptación, especialmente cuando el agua es escasa.