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Las baterías de iones de litio (Li-ion) e hidruro de níquel-metal (NiMH) son baterías recargables populares. Aunque se utilizan en aplicaciones similares, como cámaras y computadoras portátiles, tienen diferentes características químicas y químicas.
Baterías de iones de litio
Las baterías de iones de litio ofrecen hasta tres veces más potencia para su peso y tamaño que las baterías recargables de NiMH. Las celdas de iones de litio funcionan a voltajes más altos que las celdas de NiMH, por lo que se necesitan menos celdas para formar baterías más grandes. El litio se enciende cuando se calienta o se expone al oxígeno, por lo que las baterías de iones de litio sobrecargadas son peligrosas.
Baterías de hidruro de níquel-metal
Las baterías de NiMH son igualmente de alta tecnología en su diseño, pero no mantienen una carga siempre que sus contrapartes de iones de litio. Cada celda produce un voltaje más bajo, por lo que las baterías de NiMH son más grandes y pesadas que las baterías de iones de litio del mismo voltaje. No se encienden ni explotan cuando se exponen al oxígeno.
Cargadores
Ambas baterías necesitan cargadores sofisticados, pero contienen componentes electrónicos muy diferentes. Los cargadores de iones de litio controlan la velocidad de carga y cortan la energía si se detecta un problema. Cada marca de batería de iones de litio es diferente, por lo que los cargadores ofrecen voltajes, corrientes y tiempos de carga variables, y no usar la configuración correcta puede ser catastrófico. Los cargadores de NiMH carecen de las características de seguridad necesarias para las baterías de iones de litio. Por estos motivos, cargue las baterías de iones de litio solo en los cargadores de iones de litio. El uso de otro cargador puede provocar el sobrecalentamiento de las baterías, incendios químicos y explosiones.