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El clima vertical se caracteriza por un paisaje terrestre que cambia dramáticamente con un aumento en la altitud. A medida que las montañas se elevan, el clima que las rodea cambia según la elevación. Los climas verticales pueden existir en todas partes del mundo, pero son más pronunciados en los trópicos, donde se puede ver un pico cubierto de hielo como el Kilimanjaro desde los pastizales calientes que se encuentran en la base de la montaña.
Efectos de las montañas
Las cadenas montañosas que se elevan a una altura considerable tienen dos efectos básicos sobre las masas de aire en circulación. La gran masa de tierra hace que el aire pierda calor a medida que se eleva al costado del pico. A medida que el aire se enfría, pierde su capacidad de retener agua y, como resultado, puede producirse una mayor precipitación.
Zonas climáticas
Los diferentes tipos de flora y fauna que crecen y viven en las laderas de las montañas generalmente existen en zonas climáticas muy distintas. Estas zonas se basan principalmente en la elevación con cambios bastante abruptos. En América Latina, por ejemplo, las zonas montañosas se llaman tierra caliente o "tierra caliente"; tierra templada o "tierra templada"; tierra fria, la "tierra fría"; y tierra helado, o "tierra de hielo", que contiene la línea de nieve perpetua de las montañas.
Cadenas montañosas
Las grandes cadenas montañosas que corren en dirección norte-sur a menudo exhiben efectos más pronunciados del cambio climático vertical. Esto se debe a que el formidable muro de roca y piedra forma una larga barrera para las masas de aire que se mueven hacia el oeste. Como resultado, hay mucha elevación del aire y una gran liberación de humedad en el lado oeste de las montañas. Mientras tanto, los flancos orientales permanecen secos y rocosos.