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A los niños les encanta ver experimentos científicos que desafían su concepto de realidad. Una pequeña cantidad de lejía administrada con un cuentagotas cambiará el color del agua coloreada, haciendo que el color parezca desaparecer ante los ojos de sus alumnos. Aproveche esta oportunidad para contar una historia, para dar un vistazo a temas más complicados como el ambientalismo y los efectos de los pesticidas o para hablar sobre la dispersión en el agua y las propiedades de los líquidos. Cualquiera sea la razón para llevar este experimento a su salón de clases, lleve a cabo este proyecto simple y sorprenda a sus alumnos. Asegúrese de manejar el blanqueador con el cuidado apropiado.
Limpie su escritorio o mesa, en caso de que derrame lejía o agua coloreada, lo que podría manchar su papeleo, ropa y otros artículos.
Llena un vaso de precipitados con agua y otro con un poco de blanqueador líquido. No llenes demasiado el vaso de lejía, ya que solo necesitarás unas gotas de lejía. Si desea probar más de un color, puede llenar más de un vaso con agua.
Agregue gotas de colorante alimentario al vaso de precipitados que contiene agua.
Revuelva con el agitador de vidrio o permita que las partículas de colorante alimentario se dispersen por sí mismas.
Llene un gotero con blanqueador líquido y gótelo en el vaso para colorear alimentos, una gota a la vez. Revuelva con el agitador de vidrio, o deje que el blanqueador se disperse, y continúe soltando blanqueador líquido hasta que el color desaparezca por completo.