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Los químicos frecuentemente usan agentes secantes para eliminar el agua u otros contaminantes de los solventes. Los tamices moleculares son uno de los agentes de secado más efectivos. Se componen de aluminio, silicio, oxígeno y otros átomos dispuestos en una red tridimensional con canales abiertos; El tamaño de los canales varía según la proporción exacta de aluminio y silicio. Los fabricantes designan los tamaños de canal más comunes como 3A, 4A, 5A o 10A, donde el número representa el tamaño aproximado de los canales en angstroms. Antes de que un científico pueda usar tamices moleculares como agente de secado, debe "activarlos" eliminando todo rastro de agua y otros compuestos volátiles. Normalmente, esto implica calentar los tamices a 300 a 320 grados Celsius (572 a 608 grados Fahrenheit) durante aproximadamente 15 horas.
Coloque los tamices moleculares en un vaso de precipitados o recipiente de cerámica grande y resistente al calor. Use el vaso de precipitados o tazón más grande que quepa dentro del horno de laboratorio.
Coloque el vaso de precipitados o tazón dentro del horno.
Calentar los tamices moleculares a 300 a 320 grados centígrados durante al menos 15 horas. El calentamiento por períodos más largos es innecesario, pero no dañará los tamices moleculares.
Retire los tamices moleculares del horno con guantes resistentes al calor. Si es posible, coloque los tamices moleculares en un desecador para que se enfríen. De lo contrario, permita que el vaso de precipitados se enfríe al aire libre hasta que esté tibio al tacto, y luego transfiera los tamices moleculares a un recipiente hermético y tape bien.