Contenido
La corrosividad de un ácido o base se refiere a cuán severamente daña las superficies al contacto, específicamente el tejido vivo. Los ácidos y bases fuertes, como el ácido fluorhídrico y el hidróxido de sodio, tienen un pH muy alto o muy bajo y son extremadamente corrosivos, lo que requiere precauciones extensas al manipularlos, ya que comen a través del tejido e incluso del hueso.
Ácido clorhídrico
El ácido clorhídrico (también conocido como ácido muriático) es la solución acuosa de gas cloruro de hidrógeno (HCl). Es un componente importante del ácido gástrico y también se utiliza en agentes de limpieza industrial y del hogar. El ácido clorhídrico puede comer a través del acero inoxidable y el bronce.
Ácido fluorhídrico
El ácido fluorhídrico (HF) destruye el tejido vivo al contacto e incluso puede descalcificar el hueso. HF puede ser fatal en cantidades tan bajas como 100 mililitros. Inhalar incluso un pulmón de HF en estado gaseoso puede causar un edema pulmonar mortal.
Ácido Suflúrico
El ácido sulfúrico se usa comúnmente en limpiadores de drenaje, líquido de batería y fertilizantes. Es higroscópico, lo que significa que atrae moléculas de agua de su entorno. El daño causado por el contacto con ácido sulfúrico incluye lesiones térmicas y químicas, así como deshidratación de la piel.
Hidróxido de sodio
El hidróxido de sodio (también conocido como lejía) es una de las bases más corrosivas. Genera calor significativo cuando se diluye y tiene una alcalinidad extremadamente alta (concentración de elementos alcalinos en la solución).